miércoles, 1 de abril de 2009

PSICOTERAPIA

Con la mirada fijada en el horizonte y el caminar pausado, decidí tomarme un té, disfrutar del sofá de la sala, lleno de cojines, y encender la radio. De pronto, estabas tú. Como no pudiendo escaparte de mí, o yo de ti…
Fuimos químicamente puros en nuestras ganas de odiarnos, porque descubrimos que vivíamos una realidad compartida, y eso no nos gustó. Mi espejo resultó lo más anti-original posible porque, desde ese momento, supe que tendría que vivir con una parte más de mí.

Por aquello de la diplomacia, escuché pausadamente cada uno de los temas que exponía para dilucidar el motivo de su existencia. No fue una tarea sencilla. Empezó a relatarme su incomprensión sobre la raza humana: la calidez de los niños que hacen daño, la profundidad que puede tener un cuento sobre animales, y la rabia de las mamás que no quieren entender la realidad en la que viven sus hijos.

Comprendía el contexto. WOW! Se parecía un poco al mío. En ese indagar, le pregunté sobre su camino recorrido, y me contó de sentimientos, de pasiones, de control y paciencia. Bah! Puras falacias. El desasosiego irracional de vivir al borde del abismo —experimentando nuevos mundos— acaparaba mi atención, pero no me arriesgaba. Por eso me detuve a escuchar.

Media taza llena, y mucho que confesar. Empecé a retribuirle su tiempo, y el corazón me latió fuerte. Mi reflejo escuchó sobre la perfección del Cirque du Soleil, sobre mis ganas de ver a Stomp en vivo y de bailar con Ricky Castrillón en un concierto. En esa medida, me fue enseñando del mundo de las ideas en su máxima expresión.

Así, convertí una franela en un pasaje directo a mi desarrollo como profesional de las comunicaciones integradas. Luego, me sumergí en las ganas de querer envolver una mezcla de pasado y presente absolutamente real y maravillosa. De nuevo creí en las estrellas, de nuevo supe lo que era tomar el calor de una mano en la calle y un beso desesperado en algún ascensor. Protagonicé la alegría de un video y el susto del descubrimiento. Esperé al Niño Jesús, dormida en un puff que fungió de cama en la mejor Nochebuena del mundo. Y creí en él. Porque me trajo justo lo que quería, porque me permitió convertir mis sueños en realidad. Porque me enseñó, a través del reflejo, a expresarme con sinceridad y a arriesgarme; a tomar la iniciativa.

Cuando terminé de contarle, abrí los ojos y, sin sentido alguno, me vi de nuevo ahí: al borde del precipicio.
Al instante, supo que no era tan fuerte como pensó en un principio. El espejo permanecía en vigilia, como un ente cercano. Lo seguía rechazando.

La voz se le quebró. Ya no hablaba de cuentos, hablaba de ganas, de experiencia… De tiempo. Y me armé de valor. Decidí esperar, respirar, darme la oportunidad de crear. Hice con mis propias manos la artesanía más rudimentaria, y la creí obra de arte.

Decidí. Volví y finalmente me fui. Él me dijo que creyera en el destino, por ingenuo que pareciera. Y así me di cuenta que creía en el amor, que tenía tierra abonada para volver al barro y construir más vasijas llenas de magia.

Con la realidad a cuestas, recordé además esa despedida inesperada y perfecta. Al aceptarlo, mi reflejo y yo nos acoplamos. En ese momento, tuve un choque fuerte: el desdoblamiento se había terminado. Comencé a sentir nostalgia por los momentos vividos, por lo que habíamos compartido, porque me había permitido descubrirme y contactar con una realidad llena de vida.

Justo ahí me vi: la taza estaba vacía y cada cojín en el suelo, lleno de recuerdos. El programa de radio se fue a corte comercial y yo, con lágrimas en los ojos, me levanté del sofá. Apagué el transistor, y me miré en el espejo. Él me dijo que nos volveríamos a encontrar, y con una sonrisa cómplice me despedí. Cambié de ropa y me fui a la calle: supe en ese momento, que tenía la oportunidad de seguir creando, de seguir creciendo, de seguir soñando... En definitiva, en ese momento supe que estaba decidida A SEGUIR RECORRIENDO MI VIDA.

8 comentarios:

Cómo sobrevivir en el intento dijo...

Bendita la memoria que siempre nos acompaña. ¡Gracias a las estrellas por eso!

Bello.
Besos, siempre

Sicirivisi dijo...

Esto fue como una montaña rusa de tiempo. Está bello...

Chesco dijo...

Señorita, debo decir que sus palabras me entran en la mente como dardos de veneno dulce. Simplemente amo como escribes! Venía a este blog con expectativas de leer algo bueno, pero terminé leyendo algo EXCELENTE :)

Muy lindo este post, te seguiré de cerca ;D

<3

Chesco.

Maga Viloria dijo...

Me encantó.... Me llegó... ¡En serio!
''De nuevo creí en las estrellas, de nuevo supe lo que era tomar el calor de una mano en la calle y un beso desesperado en algún ascensor. Protagonicé la alegría de un video y el susto del descubrimiento. Esperé al Niño Jesús, dormida en un puff que fungió de cama en la mejor Nochebuena del mundo. Y creí en él.'' <--- ¡ÉXCELENTE! Lo amé Marcy! Quiero que sepas que no soy de pegarme a leer este tipo de cosas pero me atrapó.

Anónimo dijo...

Cuando lo ví dije "ay no que largo"
pero después que comencé a leer no pude parar. Me mató la curiosidad y tuve que seguir y seguir leyendo hasta el final.


"De nuevo creí en las estrellas, de nuevo supe lo que era tomar el calor de una mano en la calle y un beso desesperado en algún ascensor. Protagonicé la alegría de un video y el susto del descubrimiento."

¡Hermoso!

<3

Ahora tendré que segir leyendo :D

Jatnna

Anónimo dijo...

Marcy es lo máximo!!! me encantó demasiado! jeje casi se me funden los ojos con tus letras! está muy bien, te extraño muchoooo!!!!!-->V@n€!

Anónimo dijo...

¡Infinitas Gracias por compartirlo!, es realmente hermoso.
Tiene esa belleza, tan escasa últimamente, que brota del alma que corre el riesgo de mostrarse sin recurrir a máscaras,

Bianca

Anónimo dijo...

Mi querida Marcy... la verdadera diferencia entre la euforia y el silencio es que la euforia es sencillamente el escandalo de lo bello pero común...pero el silencio mi querida Marcy es inexplicablemente la carencia de de las palabras adecuadas ante lo sublime...Y ante esto supongo que solo cabe el silencio!!!

Yurima