Hasta aquí llego... Por amor al arte
Quiero escribir desde las vísceras, desde la carne. Quizá sea inocente pensar que el amor es un sentimiento puro, que no está cargado de vicios, pero la misma definición abstracta del concepto, desconoce límites. La invitación es a brindar por todos los tipos de amor; por el sufrimiento que significa vivir en él; por la pasión que se necesita para alcanzar el éxtasis de felicidad que solo contemplan los verdaderos amores. Les invito, a leer estas líneas, que van dedicadas POR AMOR AL ARTE.
El riesgo que se asume inicia con mentir. Se miente, se inventa, dicen por ahí que hasta la verdad más “absoluta”. Los seres humanos están acostumbrados a arriesgar instantes, contenido material y espiritual, por amor. No siempre con el mejor resultado, pero sí con la más certera convicción de que, en el momento, es la mejor decisión que se puede tomar. Así, hay personas que desde pequeñas se dedican a una rama del arte en especial, y concentran su atención en pequeñas dosis de aventuras, que ayudan a aumentar esa emoción efímera.
En mi experiencia particular, llevo 17 años definida por los puntos cardinales del escenario, las zapatillas de baile y las mallas de entrenamiento. Esta cantidad de tiempo supone haber dejado de lado la más elemental vida social al lado de personas que ven esto como un hobbie, más que un estilo de convivencia armónica con el ser, conmigo, con la aventura, en definitiva, con la vida. Los ensayos siempre fueron más importantes que los cumpleaños de los amiguitos del salón, las tareas pasaron a un segundo plano —siempre en medio de bostezos y la gelatina que aún sostenía el peinado de la presentación del día—, y las tardes de televisión y películas de moda, nunca estuvieron en la vanguardia de mi vida. Solo el programa infantil del momento, que se dejaba colar fundamentalmente en los comentarios de mis compañeros de clase, quienes me describían el capítulo de De sol a sol de tal manera, que podría jurar haber visto la serie desde la producción del canal.
El teatro era mi fin de semana, mi plan vacacional, mi psicosis atemporal y mi diafragma digitalizado… Ahí se forjaron los sueños más emblemáticos de una niña que tuvo que mezclar sus estudios de primaria, y las celebraciones de 15 años, con los ritmos musicales más aplaudidos de la época. Ya sé que una niña de 8 años no tiene la edad reglamentaria para involucrarse en la celebración de la nueva damisela de sociedad, pero de eso se trataba: arriesgarse a bailarle el sueño, a hacerle la entrada a la quinceañera con alguna canción conocida de Andrea Boccelli o Chayanne. Era disfrutar desde el otro lado del escenario. Era conmover a los invitados, y aprender, desde pequeña, que sin esas personas que trabajan mientras los otros disfrutan, las fiestas no tendrían ese tumba’o, ese nosequé, ese… sabor venezolano. Y entonces me gustó. Y entonces me seguí arriesgando. Y entonces, supe que este era mi camino: mostrarme. Disfrutar del cierto ego que se necesita para montarse en las tablas. Crear un mundo a lo “Muy Marcy”.
Entre cuentas, compases y nuevos arreglos de presentaciones, también llegaron otros ritmos. Sucede que emprendí el primer riesgo alejado de mi círculo interno: paralelo a la danza, quise bailar salsa: ¡semejante banalidad! En tres meses había terminado un taller que para algunos dura dos años. Participé en competencias, viajes y descubrí que no había cometido un crimen, que en el género estaban muchos bailarines que, como yo, descubrieron en el mundo del baile moderno, su oportunidad de destacarse en el mundo entero. El próximo riesgo: la universidad, las competencias fuera del país y el trabajo.
El primero de los ítems lo manejé con talento. Cuerpo formado, líneas entrenadas y estudios sin mucha dificultad. Una carrera como Comunicación Social está ligada al arte en gran medida, y es una carta bajo la manga en relaciones futuras con la nostalgia. Decidí tomar el vuelo del riesgo nuevamente y asumir mis estudios con un nuevo reto: las pasantías.
Actualmente, desempeñarme en la fuente cultural del periódico más importante del país, me está enseñando otra forma de amar ese mismo arte que he venido moldeando a mi manera a través de los años. Me ha dejado una visión más crítica de los espectáculos, de la calidad, del idílico sueño del arte en este país de pocas esperanzas. Me ha dado una especie de varita mágica que impulsa artistas y crea sueños, que atiende sonrisas, que ve talento desconocido. Que tiene fuentes de primera mano y los caracteres a su disposición, para crear con ellos un trampolín de perspectiva hacia los inhóspitos y más recónditos lugares de la geografía nacional. Entonces mi riesgo es ese, haber decidido que mi vida estaba junto al camino convencional y las artes vienen a complementar esa ruta, que apenas comienzo a transitar.
El baile, queda como mi adhesivo obligado, como mi deber, mi trabajo y mi necesidad. Sé que algún día cumpliré mi deseo de recorrer escenario —de alguna manera, de cualquier manera— con mis artistas preferidos; al menos con las mejores compañías del país (cosa que ya he empezado a hacer). Queda como un tigre sabatino, un mensaje de texto, una referencia obligada en las conversaciones del Messenger.
Por ahora, hasta aquí llegó mi riesgo, que se sabe a futuro sumergido en una corriente de posibilidades que se le abrirán de nuevo, en la medida que el abismo de las ganas persistan y el tiempo le ayude a pertenecer para siempre en el memorial del cuerpo. Uno que hace 17 años empezó a guardar pasos, movimientos y melodías en un disco duro casi imposible de formatear…

2 comentarios:
Estoy SEGURÍSIMO que tu amor por el arte rendirá muchos más frutos de los que tienes ahora... de hecho, yo creo que solo tienes las flores, faltan los verdaderos frutos :)
Lo bueno es lo que viene, y te deparan muchas cosas buenas... te lo dice el hijo de una madre con el sexto sentido más ridículamente desarrollado que ha existido!
Un besazo desde mi paraguas <3
Chesco.
Gracias por dejarnos saber un poco más de ti... eres muy especial para mi, admiro tu alegria, ese animo constante con el q siempre te veo y q es capaz de contagiarme una sonrisa en momentos en los q por casualidad me tropiezo contigo en la uni y vengo pensando en mil cosas dificiles q me esperan y q hago a un lado solo para darte un saludo cordial y lleno de alegria... es lo minimo q puedo hacer para alguien q como tu esta siempre sonriente como debe ser
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