lunes, 14 de junio de 2010

Update

Una sonrisa de oreja a oreja. Real, como no. Pero llena de mucha expectativa. La verdad es que hasta nerviosa. Se pasea por los recovecos y descubre posibilidades. Rupturas por aquí, enlaces por allá. Vuelta al pasado y ¡zas! Conectada con el futuro. Es un camino súper confuso, debo decir. Todo pasó al mismo tiempo (aunque creo que nada ha terminado de suceder). Y, de nuevo, digo que causalidad y casualidad fueron de la mano.

Parte de la duda es no saber cómo empezar a contarles que, de un momento a otro, me supe distinta. Sí, es que me probé (sin saberlo) en diferentes ámbitos de mi vida. Tanteé la posibilidad de jugar a experimentar en los lugares que más conocí en otro tiempo: vi que me defendía más escribiendo, que caminaba mejor sin nadie de la mano, que ya no me hacía falta el recuerdo y que la nostalgia me daba flojera. La vida de pronto lo supo también. Y me hizo saber que estaba subiendo un escalón, pero poco a poco, para que no me lo creyera tan rápido.

La emoción de leer cada día el texto que sale de la experiencia de la calle es uno de los placeres que más disfruto en este momento. El estar justo en el lugar de los acontecimientos, pero del que me interesa y sé que puede ayudar a hacer país, luego forma parte de un espacio que se enriquece con palabras y que se nutre de los comentarios y las percepciones que pueda tener todo aquel que tiene la capacidad de entender que algo está sucediendo y de qué manera.

Una de las reacciones más importantes ha desencadenado que pueda producir, invitar, recrear, ayudar y servir en todo lo que pueda al desarrollo artístico de las personas que quiero y admiro. O eso intento.


¿Más actualizaciones sobre mi vida?


Podría decir también, en esta línea, que es súper agradable sentir que nada te limita a vivir lo que quieres vivir en el momento que se da. Es el aquí y el ahora junto a ti. Más nada. Y eso es increíble: vivirlo, disfrutarlo a plenitud. Y luego voltear y saber que además del misticismo, y la atmósfera perfecta, tienes a tu lado a tu gente, a tus amigos de siempre. Que ya, por la edad y la experiencia, se empiezan a ver los que son y los que están. Que están los que son y que son los que tienen que estar.

Atrás, dije, quedó la nostalgia. Es chévere extrañar de vez en cuando. Pero es súper divertido imaginar que olvidas por un rato y te reencuentras a tu pasado en el futuro. Un pasado maduro y sin heridas que se consigue en la borra de un café (sin esoterismos) y tiene una regresión absurda de guión establecido y cliché. Por eso me dediqué a suponer, a reír y a callar. Hasta nuevo aviso.

Por otro lado, lo anclado en lo más profundo surgió de las cenizas. No puedo adelantar consecuencias. Pero es un candado que quedó bien cerrado y ahora pide presupuesto para alquilar un manojo de llaves que lo hagan abrir de nuevo. Cosa que no sucederá. Solo hay que divertirse con lo que sucede y atender al llamado que te hacen para volver. Es reaparecer, esta vez vestida de seguridad y sátira. Proyectar la grandeza de los logros sin modestia alguna. Y tener claro el agradecimiento eterno sin excesos y sin confianza. Esta vez no.

No hay comentarios: