sábado, 5 de marzo de 2011

Negación

No. No se trata de recordar cada frase y gritarla en público para sentirlas más. No es que la vida se permita regalarnos momentos de nostalgia en los que damos gracias a alguien superior por aún conservar algo de fuerza de voluntad. No se trata de querernos más allá de la distancia. No es que tengamos los mismos gustos y coincidamos en la versatilidad de nuestra profesión. No. No sirve así, no interesa.

No importa que los adjetivos calificativos tengan ahora credibilidad. No es que estemos acompañados de personas que antes eran un plus en la vida del otro. No se trata de arrebatar sentimientos o fingir demencia ante lo imprevisto. No se trata de doler, de aguantar la respiración hasta que sientas lo que es llegar al infinito y desencadenarte. No importan las mentiras, los títulos, el tiempo, las ganas, las lágrimas. No importa el pasado.

No es relevante que nuestro alrededor se entere del qué, aunque en los próximos 50 años vivamos de responder eso en las páginas de los medios de comunicación del mundo. No importa el por qué, si el para qué tampoco sirve y la interpretación está demás. El cómo aburre; el dónde, más; queda el cuándo… Y eso ya lo respondí. Es mi culpa, o la tuya, o de quién sabe quién, pero eso no importa.

No contestes mis memorias, no te aparezcas en mis sueños, no es prudente que reincidas en la inspiración, mucho menos conveniente que mi cuerpo te recuerde y mi mirada se extrañe de encontrarse en la tuya. No nos encontremos, no nos pensemos, no pasemos más tiempo juntos en la distancia. No finjas celos si me ves con otra persona, no te alegres por mis logros, no me ignores en nuestras obligaciones planificadas cuando significábamos en el otro “el futuro actual”. No lo hagas. Porque no pasamos los mejores meses de nuestras vidas al lado del otro, porque no fuimos importantes, porque no planeamos viajar juntos alrededor del mundo, porque no fuimos los mejores regalos de Navidad, porque no había conexión, porque no fueron las mejores salidas, porque queremos irnos de la vida del otro, porque no nos queremos… Porque es más fácil negarlo, que entregarse a sentir. Porque estoy ejercitando mi mente, a ver si puedo pensar como tú.

Por eso: no.
¿Es más fácil?
No.

No hay comentarios: